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“El Problema Postural” Posición vs Disposición o La postura como un lugar erróneo


La postura como la llamamos comúnmente, involucra mucho mas que una posición corporal. En realidad, la postura, no es mas que un síntoma del estado general de la persona, comprendida esta como una unidad psicofísica en constante diálogo con su entorno. Definitorio de un resultado postural es el modo en que nos utilizamos a nosotros mismos, y cuando hablamos de nosotros mismos estamos hablando de una persona, o sea, una unidad psicofísica.

El uso de nosotros mismos, por lo tanto, se ve reflejado en nuestra postura, pero es mucho mas amplio que esta, ya que incluye nuestro cuerpo (su estructura y posibilidades), nuestra mente (su química y sus pensamientos), y con ellos nuestros sentidos, reflejos, emociones, deseos, temores…

La postura, como nos referimos a ella en nuestra sociedad, es una posición, algo estático desde donde pretendemos estar en el mundo realizando nuestras actividades en general. Sin embargo lo que nuestro cuerpo y mente necesitan para poder responder a las demandas de nuestro entorno y de nosotros mismos, es una DISPOSICION, una disponibilidad de toda nuestra estructura, que nos permita modular, recibir información, y generar respuestas acordes y eficientes para cada situación; y cuando decimos eficientes queremos decir: que cumplan con el objetivo o actividad deseados a la vez que protejan nuestra integridad y nuestra salud, de manera que podamos continuar realizando esa actividad por la cantidad de tiempo que lo deseemos, idealmente toda la vida.

La postura, como la pensamos comúnmente, y mas precisamente el concepto de postura, viene a ofrecernos una precaria solución a nuestra necesidad y urgencia de sentirnos seguros en nuestro cuerpo, tras haber perdido la fluidez de movimiento con la que nacimos por causa de una vida sedentaria y desmotivada.

Es también una respuesta a una sociedad en que la rotulación y la fijación de categorías es prioritaria para poder servir a un sistema de consumo y producción cada vez mas acelerado.

Pero la lógica del funcionamiento psicofísico requiere fluidez, disponibilidad al momento presente, actualización, y un equilibrio entre la actividad del cuerpo y de la mente que nos permita funcionar como lo que somos: una unidad.

Cuando nos habituamos a usar mucho la mente mientras dejamos pasivo y colapsado a nuestro cuerpo… o cuando para contrarrestarlo, salimos a ejercitar nuestro cuerpo poniendo la mente en blanco para “despejarnos”, todo lo que estamos haciendo es reforzar una desconexión que alejará de nosotros cada vez mas la posibilidad de un uso eficiente de nosotros mismos, que nos garantice un equilibrio postural general, y nos prevenga de lesiones, dolores de espaldas, contracturas, dolores de cabeza, problemas de memoria, problemas de irrigación, problemas digestivos, y tantas otras dolencias cada vez mas comunes y repetidas entre todos los habitantes de nuestra sociedad cada vez a mas temprana edad, y que lamentablemente, poca solución encuentran en la medicina tradicional.

El pensamiento de que nuestro problema es postural, simplifica una realidad mas compleja, que tiene muchas mas puntas desde donde encontrar una solución. Ver un problema de uso general como un problema meramente postural, solamente limita nuestras posibilidades de atacar el problema.

Al considerarnos como una unidad psicofísica que a su vez reacciona a estímulos del entorno (pedidos de un ser querido, vínculos laborales, obligaciones, etc) o estímulos generados dentro de nosotros mismos (como ser nuestros pensamientos, deseos, temores, ideas), expandimos exponencialmente nuestras posibilidades de comprender nuestros hábitos de uso y de cómo podemos deshacernos de ellos.

Una de las llaves del problema es la observación de nuestro uso general durante la acción: la capacidad de realizar una acción mientras percibimos COMO la estamos realizando y a la vez observamos si esta es la manera mas eficiente en que podemos realizarla. La posibilidad de modificar la acción durante la acción misma es algo que aprendemos en las clases de la Técnica Alexander, con la ayuda del profesor a través del contacto de sus manos y de sus palabras. Esta posibilidad es clave para empezar a deshacernos de malos hábitos de uso en el momento exacto en que estos hábitos están siendo estimulados.

Así aprendemos que nuestros hábitos son parte de un diálogo, y aprendemos a entender qué parte de ese diálogo está en nuestras manos modificar para nuestro beneficio.

Como estamos hablando de una unidad psicofísica entendemos entonces que un pensamiento puede modificar una acción y que una acción puede modificar el pensamiento, a tal punto que se hace evidente que un pensamiento y una acción son siempre parte de una misma actividad y no de dos actividades separadas.

La manera en que pensamos nuestro propio cuerpo modificará el modo en que lo utilizaremos, por eso aprendiendo mas sobre como estamos construidos y comprendiendo el funcionamiento integrado, en lugar de pensarnos como una estructura de partes inconexas… nos permitirá mejorar el funcionamiento general.

Asimismo el mejoramiento en el uso de nuestro cuerpo, nos ofrecerá bienestar, facilitará cualquier actividad, nos liberará del dolor… y esta experiencia corporal tendrá consecuencias inmediatas en nuestro estado mental. Esta descripción de nuestra unidad psicofísica, a través del uso de la palabra, nos obliga a hablar de mente y cuerpo como dos hemisferios separados, pero en la realidad no existe dicha separación. Nuestra mente funciona en nuestro cuerpo, es la consecuencia física y química de cómo estamos construidos, a la vez de integrar nuestras experiencias de vida. No hay pensamiento que no tenga reflejo en la actividad muscular, ni acción que no sea interpretada mentalmente, incluso cuando no somos conscientes de ello.

Alexander decía : “ Traducimos todo, ya sea físico, mental o espiritual, en tensión muscular”, mientras que el neurólogo Charles Sherrington equiparaba la actividad nerviosa de REALIZAR un acto con la de ABSTENERSE de realizarlo.

En realidad tanto nuestros pensamientos como nuestra actividad muscular, dependen de conexiones neuronales y estas suceden en absolutamente todos los rincones de nuestro cuerpo de los cuales el cerebro es solo un centro de asimilación de la información.

El sistema nervioso es el sitio en que corroboramos que cuerpo y mente son la misma cosa. Y si asumimos esto como un hecho, es inevitable ver que no hay ningún problema que podamos tener en nuestro cuerpo, nuestra salud, o nuestra mente, que sea netamente postural.

El comienzo de la solución está en permitirnos ver una imagen mas amplia y completa de la situación, que ponga en evidencia las múltiples puntas del ovillo desde donde comenzar a desenredar el laberinto de malos entendidos conceptuales sobre nosotros mismos, y sobre nuestros “problemas”.

VP2016


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